La reconstrucción de la antigua Ruta de la Seda, que enlazaba Europa con China a través de Asia Central, es un proyecto a una escala mundial sin precedentes por lo que China busca alianzas para la construcción del programa de infraestructuras transcontinental más grande de la historia. El proyecto Belt and Road unirá 65 países en un comercio que puede representar un tercio del PIB Mundial, según el informe “Repaving the ancient Silk Routes”, elaborado por el Growth Markets Centre de PwC, que analiza las oportunidades y riesgos para las empresas.
La apertura de miras en la reconstrucción de la antigua Ruta de la Seda empieza a darle un alcance mucho mayor de lo que podía parecer cuando el Presidente chino, Xi Jin Ping anunció a finales de 2013 su iniciativa comercial Belt and Road. Reconstruir y crear la nueva Ruta de la Seda. El proyecto va más allá de la construcción de nuevos Corredores Marítimos y Terrestres, ya que ahora contempla la construcción de autopistas, vías de tren, puertos, aeropuertos e incluso una ruta marítima que conecte China con el Sudeste Asiático, el Sur de Asia, Oriente Medio y el Este de África, cubriendo así seis corredores económicos, según el informe “Repaving the ancient Silk Routes”, elaborado por el Growth Markets Centre de PwC.
Se calcula que atravesará 65 países; tendrá impacto en más de 4.000.000 de personas y puede suponer un tercio del PIB mundial.
Pero aún hay más, señalan en el informe de PwC, que analiza las implicaciones del proyecto chino, entre los objetivos de la nueva Ruta de la Seda también se incluye también el desarrollo de un ecosistema de infraestructuras que engloba desde la generación de energía, redes y oleoductos y gaseoductos, hasta la construcción de cables de telecomunicaciones dentro de un plan de conectividad a nivel global.
Incluso, en fases posteriores se espera que incluya otras actividades como proyectos sociales, de educación y salud, medios de comunicación, innovación y software, así como intercambios culturales -people-to-people-, algunos de los cuales ya están teniendo lugar.
Pero la iniciativa Belt and Road tiene una proyección tan grande que ni siquiera China, con todos sus recursos humanos y económicos, puede gestionar. Por eso, está buscando alianzas con compañías extranjeras, que beneficien a ambas partes. Por un lado, a las empresas chinas, que podrán desarrollar un mayor expertise y aprender de su contraparte, mientras mejoran su credibilidad en el sector de infraestructuras. Y por otro, a las empresas extranjeras, que pueden encontrar una puerta de acceso a nuevos mercados.
El Forum Internacional para la Cooperación Belt and Road, BRF, reunió el 14 y 15 de mayo en Beijing a 29 jefes de estado y representaciones gubernamentales de más de 130 países, entre los que se encontraba España, y 70 organizaciones internacionales.
En definitiva, la nueva Ruta de la Seda abre grandes oportunidades de negocio para las empresas, que han de evaluar los riesgos geopolíticos, económicos y operacionales:
Pero además de los riesgos, los potenciales inversores tienen que decidir estratégicamente en qué proyectos concretos es conveniente participar. Y lo pueden hacer:
Una vez esté claro en qué proyectos vale la pena implicarse, y tras evaluar los riesgos, las empresas pueden aumentar sus posibilidades de éxito siguiendo estos pasos:
PwC "Repaving the ancient Silk Routes", Growth Markets Centre
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