La transformación digital y la automatización son esenciales para mejorar la eficiencia operativa, permitiendo una mejor gestión de los recursos y procesos cada vez más sostenibles.
Rafael Pillado, director general de Havi para Iberia.
La logística no frena en su transformación. Las expectativas de los consumidores siguen cambiando, con la presión que eso representa en términos de rapidez y flexibilidad. Las empresas del sector están experimentando un nivel de exigencia que muchas no pueden soportar, siendo víctimas de una adaptación constante.
En 2025, ese desafío se mantiene. Hay una necesidad imperiosa de adoptar sistemas y tecnologías que permitan cumplir con las necesidades de inmediatez de los consumidores. En este sentido, implementar y aprovechar las nuevas herramientas existentes, que comprenden desde el análisis de datos hasta la automatización y las soluciones de plataformas, supone una ventaja competitiva para las empresas y es una de las claves para aspirar al liderazgo del sector.
Las organizaciones deben definir una estrategia digital clara e integrada en el plan de ruta empresarial e invertir en mejoras continuas. Todo va de la mano de la tecnología, pero no se basa en la tecnología por sí sola. Lo que es innegable es que mejora la toma de decisiones y la estrategia a largo plazo, pero también dota de mayor valor a la intervención humana.
Según el Observatorio de la Logística, el año 2022 fue un punto de inflexión para la inversión en I+D en España, registrándose un aumento de hasta el 68,1% dentro del sector de “transporte y almacenamiento” y reflejando el inicio de la apuesta por las nuevas tecnologías para optimizar los procesos. Sin embargo, y pese a la concienciación en torno a su implementación, su adopción no está exenta de retos.
La falta de infraestructuras adecuadas y la congestión de las carreteras conlleva tiempos de viaje más largos e impredecibles, reduciendo significativamente la productividad. El concepto de infraestructura también se extiende a los centros logísticos que, en España, lidian con graves problemas de obsolescencia, provocando la reducción en la eficiencia y la fluidez de las operaciones y la seguridad de las instalaciones.
El sector también se enfrenta a una escasez de mano de obra cualificada. La dificultad para la atracción de talento y la falta de profesionales capacitados se convierte en uno de los principales frenos para el crecimiento, especialmente en el transporte en carretera. Según un informe de la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU), el envejecimiento de la plantilla y el reto de capacitar a los trabajadores en nuevas habilidades limita el desarrollo de las empresas transportistas a nivel europeo. El mismo documento afirma que en Europa faltan alrededor de 233.000 conductores, una cifra que, para 2028 se prevé supere los 745.000 debido a las jubilaciones previstas.
Sostenibilidad, un reto convertido en oportunidad
El recrudecimiento de las medidas gubernamentales y los acuerdos para promover la reducción de emisiones, han impulsado la implementación de medidas para desarrollar cadenas de suministro más ecológicas. Eliminar el impacto de las operaciones o reducirlo de manera significativa, se ha convertido en una oportunidad para seguir optimizando las rutas de transporte y transitar a sistemas energéticos renovables en los diferentes puntos de la cadena logística. Desde la ecologización de los almacenes, equipándolos con características para reducir el carbono y más respetuosas con el medio ambiente, hasta la inversión para la electrificación y la conversión de las flotas a combustibles alternativos, para continuar con el compromiso sostenible.
A pesar del notable aumento en la inversión, es indispensable reforzar los cimientos del sector logístico. La modernización de la infraestructura, mediante la incorporación de tecnologías avanzadas y la mejora de las instalaciones, es fundamental para mantener la competitividad. Del mismo modo, invertir en la formación y el desarrollo del talento joven impulsará la innovación y preparará al sector para los desafíos futuros.
En este marco, adoptar alternativas sostenibles se posiciona como la clave para responder a las nuevas demandas logísticas, optimizando recursos, elevando la eficiencia operativa y reduciendo el impacto ambiental, lo que se traduce en una clara ventaja competitiva.
Pero lo que está claro es que el futuro del sector logístico y sus perspectivas para este 2025 se consolidarán a través de la apuesta por la innovación, el fortalecimiento del talento y un compromiso inquebrantable con la sostenibilidad.